18 de junio de 2008

TRES

Cuando terminó de peinar la raya estuvo veinte minutos mirándola, trataba de razonar si no era suficiente o solamente seria una mas y basta; miraba esa línea blanca en el mármol negro como un niño mira el naranju en pleno diciembre a la salida del colegio.
De tanto en tanto dejaba ver sus vicios mejor escondidos, siempre se jacto de ser una mina inteligente, a mi me gustaba, y si, lo confieso, en cierta forma me había hecho amiga de ella por esa razón, es que era increíble, me encantaba escucharla hablar, tenia una vos chillona pero dulce, sus ojos marrones amielados y su boca carnosa eran perfectos, me había enamorado de ella.
Por eso cuando me invitaba a jugar a las maquinitas al casino yo iba, y así me volví una loca de las mierdas esas, las lucecitas y ese sonido que no para de confundir y marear, pero que al mismo tiempo para no oírlo la única formula que yo encontré es poner monedas en alguna maquina y arrancar a jugar, me perdía, Y ya que estaba la perdía a ella, que solamente jugaba veinticinco pesos y si no ganaba se retiraba, y se quedaba sentada en la barra esperándome, mientras sacaba teléfonos a tipos que nunca llamaba.
Es enigmática, dueña de un humor negrísimo, no se si alguna vez me vera con otros ojos, ama al genero opuesto, le gusta la pija mas que el chupetín con chicle, sin embargo no tiene parejas, o por lo menos yo no le conocí ninguna, todos los hombres que le conocí aparecen una noche y nunca mas, del tema ella no habla y nosotras tampoco.
Me duele haber sido yo la que lleve la primera bolsa, igual que me iba a imaginar esto, ella siempre fue muy controlada.
Recuerdo el primer día, Fabiana peinaba tres rayas iguales, me acuerdo de mi nervio porque sean iguales, me acuerdo de mi ansiedad porque la bolsa este siempre llena, y también me acuerdo del miedo y la culpa recorriendo mi espalda, hasta el momento del primer saque, es como si ése te quitara todas esas sensaciones que no te dejas respirar, y el cigarrillo que te prendes luego, la primera calada, el humo entrando a la garganta y la sensación artificial de que esta todo bien mientras hablas de sinsentidos con amigos, tomas unas cervezas y charlas hasta la mañana siguiente sin salir de tu casa, un horror.
Así pasamos un año, de jueves a domingo, pero en ese ínterin de noches interminables y excesos Fabiana quedo embarazada, entonces, de mutuo acuerdo, las tres nos propusimos no seguir con ese rollo. Ni Fabi ni yo nos dimos cuenta que ella siguió tomando sola, me entere de la manera mas extraña, yo, que siempre había estado pendiente de ella, no había podido ver que estaba tan mal. Jeremías me llama un día preguntándome por ella, quería saber si le pasaba algo porque hacia varios días que no iba a trabajar. Y entonces supuse lo peor y no erré.
La internamos, conoció a un chico, creo que se enamoro, pero nunca le pidió el teléfono. Entonces cuando salio de la clínica no lo pudo llamar para contarle que iba a ser mama, tampoco lo busco, ni volvió a la clínica para pedir información de el, hablamos mucho de este tema las tres, Fabiana le decía que no era nada fácil criar un bebe sola, pero ella como si nada, no nos dio nunca ni una explicación, no hizo nada por encontrarlo, decidió seguir adelante con el embarazo sola.
Entonces un día me suena el teléfono, y era otra vez Jeremías.
Por seguridad las tres teníamos llaves de nuestras casas, pero siempre llamábamos antes de entrar, esta vez no lo hice, entre directamente, recorrí el pasillo que va a la cocina, el olor a tabaco del ambiente era tremendo, al terminar el pasillo abrí la puerta y ahí la vi., la nariz chorreando de días de no parar, su panza enorme y redondita, casi perfecta y los ojos oscuros y cristalizados, la vi.

12 de junio de 2008

Algo raro había:

Cada tanto me encanta tomar un baño de inmersión, pero no me gusta hacerlo sola, por lo general convoco a la gente que esta pululando por la casa para que de alguna manera me hagan compañía.
Sin embargo, esa tarde, me propuse hacerlo sabiendo que no habría nadie y nadie llegaría tampoco, tenía que lograr estar más de media hora en mi bañera sola. Prepare todo, puse la tapa en la bañadera, luego mezcle las aguas y por ultimo tire sal gruesa, deje que se llenara mientras miraba como los granos de sal se disolvían, pensaba cuantas cosas en mi vida habían desaparecido de la misma manera, de a poco en forma casi imperceptible a mis ojos, me empecé a poner triste y como si nada me largué a llorar. Hay, que angustia, me hubiera tirado dentro de la pileta y me hubiera ahogado. Entonces salí corriendo del baño, fui a la cocina y saque del freezer una botella de champagne, lo descorche y del pico me tomé un cuarto de botella, me sentí mejor. Viendo el champagne en la botella, recordé esos años felices, con mi novio, cogíamos a lo loco, y nos tirábamos botellas de champagne encima haciéndome la loca, que divertido, recordé también que a el le gustaba que le meta la boca de la botella por el culo, siempre me dio miedo que un día hiciera sopapa y le quedara colgando , esa imagen que tenia sobre los hombres que llegan a la guardia del hospital con la botella en el orto no estaba buena, pero por otro lado cada loco con su tema, si a el le gustaba y a mi no me jodía que problema podía tener. Pensé esto y en ese momento me di cuenta que si tenia algún problema con el tema, porque sino, por que estaba pensando en lo del hospital, además, era algo que me daba miedo mientras lo hacia, entonces, por que lo hacia, acaso había algo de masoquismo en mi accionar, había algo de locura oculta en mis actos. Empecé a sentir un escalofrío recorriendo mi espalda; tenia miedo, quería salir corriendo pero estaba paralizada, parada en mi cocina, en bolas con los pezoncitos puntiagudos del frío, claramente la imagen era patética, pero que podía hacer, había quedado dura, paralizada y sin reacción. Tome coraje y me di media vuelta, con terror de ver que era lo que me provocaba tanto frío, y allí lo ví, frío extremo, Frigidaire, garantía de confianza, había quedado abierto, respire y volví en mi.
Me putee a mi misma y me obligue a dejar de pensar en boludeces, me propuse disfrutar de un momento conmigo y me fui al baño otra vez, de camino por el pasillo algo me llamo la atención, pero no me detuve, es que había recordado que había dejado el agua abierta, en cualquier momento se desbordaría todo.
Llegue al baño, toque el agua, estaba bien, sentía igualmente que algo raro había, pero arrrrrta de mis patologías psicológicas decidí meterme en el agua y relajarme, tratar de no pensar en nada, me prendí un pucho, me tire para atrás en la bañera y cerré los ojos mientras pitaba. Lo había logrado, estaba feliz de no estar pensando en nada, recordaba la cuenta del teléfono, la cuenta del gas, la cuenta de la luz, pero no pensaba en nada, no sentía nada, estaba relajada, a mi manera, pero relajada.
Estaba casi dormida, cuando escuché: - perdone la molestia, me deja pasar.