4 de septiembre de 2008

Justa

(Suena el teléfono en casa de Justa).
- Hola.
- Habla la Marce, tengo un bardo.
- Hola Marce, que pasó….
- El Carlos parece que le pego un puntazo al chileno y se escondió en algún lado. Acá en el barrio lo buscan, parece que el chileno esta grave.
- Pero como puede ser, le dije a ese boludo que lo tuviera lejos, y ahora mira en el quilombo que se metió, lo van a bajar.
- El tema es que yo tengo miedo que me vengan a buscar a mí.
- Bueno quédate tranca, ahora veo como te arreglo el asunto, que chabón de mierda este, siempre igual. Y ahora que le paso, por que se la dio al chileno.
- No se dice que el otro día hicieron una movida y que el chileno le cago parte del asunto.
Estuvo de gira un par de días, el tarado se persigue y empieza a cizañarse, que se yo Justa, la verdad es que me chupa la cajeta entera.
- Quedate tranquila yo te arreglo el tema.
- Dale, llamame en cuanto tengas todo liso.
- Dale, quedate guardada, no salgas para nada, tamo.
- Si, chau.
- Chau.
Justa era una mujer aguerrida, de muy pocas pulgas, manejaba los prostíbulos y la falopa de la mitad del barrio de Barracas, era una matrona, en sus épocas de moza había sido una de las prostitutas más caras de la zona, se decía que ella era la puta preferida del Gral. Y que los contactos y las influencias le habían quedado de esa época, sabía mucho y tenía mucho código.
Era madraza, cuidaba a sus chicas como oro, y cuando alguna tenía problemas con algún chongo que se hacia el boludo, los hacía bajar, no tenía muchas vueltas.
La cana la respetaba, el comisario del barrio nunca había tenido problemas con sus chicas, nunca había tenido quilombos con sus punteros, todo lo manejaba con mucho profesionalismo, nada de puterios.
El Carlos era su único hijo, un pelotudazo, lo habían criado las putas, y así estaba, mimado de más, cuidado de más, siempre con alguna que le daba con los gustos, lo habían convertido en un tarado, culo veía culo tenia, y encima se cortaba solo y se manejaba con gente con la que Justa nunca se hubiera manejado.
Sentía cierta impunidad porque sabía que su mama levantaba un dedo y lo sacaba de los quilombos, pero esta vez era más complejo, el chileno era el hijo del capo de la boca, y el asunto era entre capos.
La Justa sabia que de esta no lo sacaba vivo, y sabia también que si lo quería sacar vivo tendría que pagar ella.
Tomo la 32 de la mesa de luz, la cargo con paciencia y respeto, se la colgó en la cintura y salió a la vereda, le dio un beso a su madre que estaba tomando fresco en la puerta con el perro y le dijo:
- Vieja, me voy a hacer una recorrida por el barrio y vuelvo.
- Bueno nena, tene cuidado, si lo ves al nene decile que venga que esta noche le hago ravioles de ceso.
- Dale vieja, bendecime que me voy a laburar.
- Dios te bendiga hija, te amo.
- Yo también vieja.- a Justa se le llenaron los ojos de lagrimas, sabía que hasta ese día se había roto el culo, literalmente, para que su mama sea lo más feliz posible, y hoy sabia que la iba a hacer sufrir, no lo resistía.
Camino a paso firme por Brasil, sabía que el boludo de su hijo iba a ir a parar al bar donde ella tenía su oficina, porque allí ella lo iría a buscar seguro, así que se dirigió directo , mientras pasaba por las calles de su barrio, saludando a los vecinos que la veían pasar, entre enojada y dolorida, sabiendo que el único ser humano que la ponía así era el Carlos, recordaba todo lo que había hecho para llegar a donde había llegado, recordaba todo lo que había resignado por estar en el lugar donde debería estar un tipo, la personalidad que había tenido que adquirir para hacerse cargo del bodoque.
Sintió que era el final, recordó el día que su papa la hecho de su casa porque se había acostado con un tipo por guita, para darle de comer a su mama, lo que la basureo ese hijo de puta, borracho de mierda, que lo hizo boleta y lo mando hacer comida para un chiquero de la villa de la Isla Maciel.
Recordó cuando se entero que estaba embarazada del Carlos, que no tenía un mango y no tenía idea de quién era el padre, de cómo cobro durante los últimos tres meses tres veces más de lo que cobraba porque le pedían coger con la embarazada, y como con esa guita le pudo comprar la cuna y las sabanas de Pier Cardin.
Como se había matado laburando para que al pendejo no le falte nada, no había ni tomado merca y de esa manera no cortarle la teta, había hecho tantas cosas por él, y hoy tenía que ir a buscarlo para matarlo.
Llego a la cuadra del bar y vio que en la puerta estaba la cana, era normal, cada tanto los muchachos venían a tomarse algo y buscar la recaudación de los negocios, arreglos con el comisario que Justa respetaba a rajatabla.
- ¿Hola mama, como esta?, mire acá tenemos un asunto- saludo uno de los policías que estaba en la puerta.
- Hola negro, como estas vos, ¿qué pasa?-respondió.
- Mire Justina, usted ya sabe lo que hizo su hijo con el chileno, lo peor no es el chileno ese que de ultima el comi se lo arregla, el tema es que el Carlos mientras salió corriendo para que no lo maten atropello con la moto al nieto del comi de tres añitos y lo mato.
A Justina se le helo la sangre, su hijo nunca había matado a un menor, mucho menos a un bebe, esto era la peor noticia que le podían haber dado.
- A mi hijo lo tienen, lo encontraron.
- Si, lo tiene el comi en la seccional. Pero vio que….
- No me digas nada, quedate piola.- de un grito llamo a su mano derecha, Marlene, su pareja hacia ya seis años y le dijo.
- Amor, toma.- le entrego la 32 en la mano- hacete cargo del negocio, lo conoces igual que yo, cuida a mi vieja siempre hasta que se me muera, el Carlos y yo nos tuvimos que guardar para ella, el quilombo me lo mande yo, el Carlo nunca hizo nada, ta claro.
- Pero negra….como me pedís….
- Ta claro.- le rompió la boca de un beso- te amo Marlene, fuiste el amor de mi vida sabes. – llorando se quito la sortija que tenia grabadas sus iniciales y se la dio en la mano, luego sin forcejeos ni nada se subió sola al patrullero.
Marlene la vio irse y nunca más supo nada de ella, ni del Carlos, dicen que los tiraron al chiquero de la Isla Maciel, dicen que los tiraron al rio, dicen….

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