20 de marzo de 2010

Un gordo de mierda

Lo tomo de la manija de la mochila, lo zamarreo en el aire, se lo llevo a la boca, balbuceo entre dientes algo y lo soltó.
El niño de no mas de diez años, gordito, rosadito, y con un alfajor en su mano semiderretido la miró con una mezcla de sorpresa y terror, tomándose con una mano por los pasamanos de los asientos del colectivo caminó lentamente y con mucho cuidado llego al fondo, ante la mirada de los pasajeros, que nada hicieron para defenderlo. Recordaba una y otra vez el pequeño dialogo que tuvieron, se imaginaba lo que debería haber respondido y no logro responder, estaba como ausente del lugar y tiempo, un escalofrío recorría su espalda y no entendía muy bien que había pasado.
- ¿Estas bien?, te pusiste pálido.- pregunto una mujer que viajaba a su lado.
- Si, es que me asusto la mujer ésta- contesto.
- ¿ Qué te dijo?, necesitas que te acompañe.-
- No, no.
Terminó de comer el alfajor, mirando de refilón a la mujer que viajaba en medio del colectivo, tenía miedo, pero pensaba que nada malo le podía pasar.
Se sentó en un asiento que se desocupo y ya mirando al frente pudo divisar los ojos de la mujer apuntándole fijo a los de él.
- Gordo de mierda- le balbuceo ella haciendo mueca con los labios.
Caminó lentamente hasta donde estaba sentado el chico, y con el taco de la bota le arruino el dedo gordo del pie, él gritó, pero automáticamente ella siguió hasta la puerta trasera, la gente no miro.
Un señor que bajaba le pregunto a la mujer si ella también lo hacia, el niño escucho detrás de él la voz de la mujer diciéndole que si, y acto seguido se escucho el timbre sonando, luego silencio.
El niño se sintió aliviado, tomó de la mochila que aun llevaba en su espalda otro alfajor, estaba mejor, se terminó de desabrochar el guardapolvos y sin querer con el codo golpeó al señor que tenía sentado al lado que iba durmiendo, pidió disculpas, el señor lo miro con enojo.
Se paro, bajaba en la próxima, al dar media vuelta descubrió que la mujer nunca se había bajado.
- Bajas- le pregunto.
- Pero yo escuche que uds. bajaba- le grito el niño en la cara.
- Que pasa, tenes algún problemita, loquito de mierda.- le hablo en el oído.
- Si uds. baja yo me quedo acá. Me quiere hacer algo malo, ayúdenme, por favor- gritaba el chico.
- Quedate tranquilo pibe, yo me bajo con vos y te acompaño- un señor canoso que bajaba en la misma parada la miro fijamente.
El hombre se interpuso entre el niño y la mujer, el gordito toco el timbre y bajo primero, luego el hombre y por ultimo ella.
Comenzaron a caminar sin hablar, el gordo se daba vueltas muerto de miedo y veía como ella caminaba detrás de ellos marcando claramente el paso con el taco de sus botas.
- Quedate tranquilo pibe, yo estoy aca, esta mina no te toca, vos quedate al lado mio.
Faltaba una cuadra para llegar a su casa, y en una esquina la vio doblar, dejo de resonar el taco torturante, y la opresión en el pecho calmo, pudo respirar mejor, se quito la mochila del hombro derecho, y sin querer golpeo al señor, quien lo miro con enojo, pero nada le dijo.
Llegaron a la esquina de su casa, el hombre miro la puerta y dijo:
- Anda nene, de acá yo te veo.- sin despegar los ojos de la puerta, lo empujo del hombro.
- Muchas gracias, hasta luego- contesto el gordo no entendiendo muy bien que le había pasado.
Cruzo la calle, y al llegar a la vereda y dar media vuelta para saludar al señor este ya no estaba, cuando miro la puerta de su casa la vio allí, esperándolo.

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